En 3ºA sus alumnos y alumnas han trabajado mucho en el proyecto "50 años educando. Construimos futuro" y aquí os dejamos una muestra.
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Jugamos con la POESÍA
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Proteger bibliotecas escolares y archivos históricos frente al riesgo de incendios no es únicamente un deber técnico, sino también un compromiso ético con la memoria colectiva y la transmisión del conocimiento. Los libros, documentos y piezas históricas forman parte del legado cultural que da identidad a las sociedades y cuya pérdida es, en la mayoría de los casos, irreversible.
En este artículo se abordan las medidas más efectivas para garantizar la seguridad contra incendios, desde las técnicas preventivas más avanzadas hasta la normativa que regula su cumplimiento en Andalucía, sin olvidar los tratamientos especializados que permiten preservar estos espacios sin alterar el valor de los materiales.
Las bibliotecas y archivos contienen materiales altamente combustibles: papel, textiles, madera y documentos históricos que, en caso de incendio, alimentan las llamas con gran rapidez. Estos materiales corresponden a los combustibles sólidos tipo A, caracterizados por producir humo tóxico y una rápida propagación de las llamas.
El fuego en estos espacios no solo representa la destrucción de bienes materiales, sino también la pérdida de patrimonio cultural y educativo que afecta tanto a estudiantes como a investigadores y a la sociedad en su conjunto. Además, el humo y las altas temperaturas pueden dañar documentos y estructuras incluso sin contacto directo con las llamas.
Entre las causas más frecuentes de incendios en este tipo de instalaciones se destacan:
Sobrecarga de instalaciones eléctricas obsoletas.
Uso de calefactores o lámparas sin protección térmica.
Falta de mantenimiento en sistemas de detección temprana.
Acumulación de polvo y papel en espacios sin ventilación adecuada.
Una de las soluciones más eficaces frente al fuego en entornos documentales y educativos es la ignifugacion de materiales. Este procedimiento consiste en aplicar productos retardantes que reducen la inflamabilidad del papel, textiles y mobiliario, permitiendo una reacción controlada ante las altas temperaturas.
Los tratamientos ignífugos están especialmente diseñados para preservar los documentos sin alterar su textura, tinta o color, lo que resulta vital en archivos históricos y en bibliotecas con fondos antiguos. Además, la ignifugación se considera un requisito imprescindible dentro de los planes de prevención modernos.
La aplicación de tratamientos ignífugos no solo requiere conocimientos técnicos, sino que debe estar avalada por un certificado de ignifugación emitido por empresas acreditadas. Este documento es una garantía oficial que acredita la correcta aplicación de los productos y asegura el cumplimiento de la normativa vigente en materia de protección contra incendios.
Contar con un certificado de ignifugación aporta ventajas significativas:
Cumplimiento de exigencias legales y auditorías de seguridad.
Garantía de eficacia de los tratamientos aplicados.
Confianza en procesos de conservación preventiva.
Mayor seguridad en inspecciones de organismos oficiales.
La aplicación de una única capa de tratamiento ignífugo no es suficiente para garantizar la seguridad a largo plazo. Las ignifugaciones deben realizarse periódicamente, ya que con el paso del tiempo, la limpieza, la manipulación de documentos y el desgaste natural reducen su efectividad.
Las ignifugaciones periódicas se convierten, por tanto, en un plan de mantenimiento obligatorio dentro de la gestión integral de bibliotecas y archivos. Su correcta planificación asegura la protección del material y evita la degradación del producto aplicado.
Además, es recomendable combinar estos tratamientos con sistemas pasivos como puertas cortafuego, sellados de juntas y estructuras intumescentes, que aportan un nivel extra de seguridad frente a la propagación de llamas y humo.
En Andalucía, las bibliotecas escolares y archivos históricos están amparados por un sólido marco normativo. La Ley 16/2003 y el Plan de Lectura y Bibliotecas Escolares regulan las condiciones de seguridad y conservación, mientras que el Reglamento de Seguridad Contra Incendios en Establecimientos Industriales (RSCIEI) y el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI) establecen los requisitos técnicos mínimos en materia de detección, alarma y extinción.
Este marco legal garantiza que tanto los Archivos Históricos Provinciales como las bibliotecas escolares cuenten con planes de actuación y medidas obligatorias para preservar la documentación frente al fuego.
Existen distintos tipos de productos especializados para garantizar la seguridad en bibliotecas y archivos:
Barnices y lacas intumescentes: ideales para mobiliario de madera y puertas, crean una barrera térmica aislante.
Sprays retardantes para papel: protegen documentos sin alterar la tinta ni el color.
Pinturas intumescentes: recomendadas en estructuras metálicas para evitar deformaciones por calor.
Tratamientos textiles: aplicados en cortinas, moquetas y tapicerías, cumplen la normativa UNE EN 13773.
Todos estos productos deben aplicarse únicamente por profesionales acreditados que garanticen su correcta instalación y efectividad.
Además de la ignifugación, resulta esencial contar con sistemas activos que refuercen la protección:
Extintores ABC y de CO₂.
Detectores de humo y temperatura.
Alarmas conectadas a centrales receptoras.
Bocas de Incendio Equipadas (BIE).
Estos equipos, combinados con planes de evacuación actualizados y formación periódica del personal, aumentan la capacidad de respuesta ante una emergencia.
La protección de bibliotecas y archivos históricos no debe entenderse únicamente como un protocolo de seguridad, sino como un deber colectivo. Cada acción preventiva garantiza la continuidad de un legado cultural y educativo que pertenece tanto a estudiantes como a futuras generaciones.
Implementar ignifugaciones periódicas, exigir el certificado de ignifugación y reforzar las medidas de detección activa son pasos esenciales para asegurar que el patrimonio cultural y educativo se mantenga vivo a lo largo del tiempo.
Invertir en ignifugación certificada, equipos de detección confiables y planes de seguridad integral no solo evita tragedias, sino que asegura la preservación del conocimiento que da forma a nuestra sociedad. Proteger cada libro y cada documento es garantizar que las ideas continúen iluminando el futuro.