Aquí os dejamos los dibujos que le hemos hecho en 6ºA al colegio en su 50 aniversario.
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En el escenario de una cocina profesional, donde el ritmo es frenético y el calor se convierte en un invitado permanente, hay un elemento que nunca debe fallar: la campana extractora industrial con motor. No se ve en las fotos de Instagram, no aparece en la carta y tampoco recibe aplausos. Pero sin ella, ningún servicio saldría adelante. Es el órgano vital que mantiene a raya la grasa, el humo y el vapor, garantizando que lo esencial —el sabor y la seguridad— lleguen intactos a la mesa.
Hablar de campanas industriales es hablar de mobiliario de hostelería en acero inoxidable. No hay otro material que resista igual al calor, a la humedad y a la agresión constante de las partículas de grasa que se acumulan día tras día. El acero inoxidable no solo brilla por estética; brilla porque se limpia con facilidad, porque no cede ante la corrosión y porque transmite profesionalidad. En un sector donde cada detalle cuenta, la limpieza del acero inoxidable es el espejo de la cocina: un reflejo de orden, seguridad y compromiso con la higiene.
Cuando una campana extractora está construida en acero inoxidable y se mantiene impecable, no solo mejora la imagen de la cocina. También prolonga la vida útil del equipo, reduce riesgos de incendio y evita que las inspecciones sanitarias se conviertan en una pesadilla. Por eso, elegir y mantener en condiciones una campana de estas características no es un capricho: es una obligación de cualquier negocio que se tome en serio su oficio.
Quien ha trabajado entre fogones lo sabe: un buen motor y un buen acero marcan la diferencia entre un espacio hostil y un espacio productivo. Y es ahí donde entran en juego las campanas industriales, auténticas compañeras silenciosas de cada jornada.
No basta con tener un sistema de extracción. La clave está en que el motor trabaje con la potencia necesaria y que la campana sea capaz de mantener un equilibrio entre extracción, silencio y durabilidad. Una campana extractora industrial con motor bien diseñada regula la temperatura ambiente, reduce el riesgo de accidentes por acumulación de grasa y evita que el personal termine exhausto tras horas de servicio.
Su importancia se multiplica en cocinas donde se trabaja con frituras y asados, espacios donde cada minuto se libera una cantidad enorme de humo y partículas que, sin la ventilación adecuada, harían inviable cualquier operación. No hablamos de lujo, hablamos de necesidad. Una campana potente, construida en acero inoxidable y con filtros de calidad, marca la frontera entre un servicio fluido y un caos absoluto.
En ese sentido, contar con una campana extractora de cocina industrial no es simplemente una inversión técnica. Es un compromiso con la salud de los trabajadores, con la calidad del aire y con la satisfacción del cliente.
De poco sirve adquirir la mejor campana si se olvida el mantenimiento. La limpieza de la campana extractora industrial no es un detalle secundario: es una garantía de seguridad. Cada grasa acumulada es un riesgo latente de incendio. Cada filtro saturado es un obstáculo para la eficiencia del motor. Y cada descuido se traduce en posibles sanciones sanitarias.
Un plan de limpieza regular —desmontaje de filtros, revisión de conductos y desinfección de superficies de acero inoxidable— es la única forma de asegurar que el pulmón de la cocina siga funcionando sin sobresaltos. En el mundo de la hostelería, donde los ritmos no perdonan, dedicar tiempo a este ritual es invertir en tranquilidad.
Al fin y al cabo, el equipamiento hosteleria no solo se compra: se cuida, se protege y se mantiene vivo a diario.
Elegir la campana adecuada no es cuestión de capricho, sino de estudio técnico. Algunos factores que determinan la calidad y eficiencia del sistema son:
Solo conociendo estos parámetros se puede asegurar que la campana no solo funcione, sino que respire al ritmo que necesita la cocina.
La lista de beneficios es tan clara como contundente:
Invertir en este tipo de soluciones es invertir en seguridad, rendimiento y reputación. Una cocina con una campana descuidada transmite abandono. Una cocina con un sistema robusto y limpio transmite excelencia.
Dependiendo del diseño de la cocina, se pueden instalar diferentes modelos:
La elección debe partir siempre de un estudio profesional del espacio, porque una mala instalación es un error caro y peligroso.
Una campana extractora industrial con motor mal instalada es una bomba de relojería. Altura incorrecta, conductos mal dimensionados, salidas de humo improvisadas o un motor forzado son errores que pueden comprometer todo un negocio. Por eso, confiar en técnicos especializados no es un gasto: es una inversión en seguridad y futuro.
La campana extractora industrial con motor es el pulmón de la cocina, el guardián invisible que permite que cada plato llegue limpio de humo, libre de olores y en un entorno seguro. Su material, su limpieza, su instalación y su mantenimiento definen la vida diaria de un restaurante. No es solo un equipo, es la frontera entre la improvisación y la profesionalidad.
En hostelería, donde cada reseña cuenta y cada cliente puede marcar la diferencia, apostar por una campana de calidad es apostar por la supervivencia misma del negocio. Y como todo pulmón vital, debe cuidarse, mantenerse y respetarse. Solo así seguirá respirando al compás de la cocina.