Los alumnos de 3º de Primaria han estado investigando sobre los hechos más relevantes del año 1968 cuando nació nuestro cole.
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Abrir una escuela de hostelería es un reto que requiere de planificación estratégica y de una inversión en instalaciones que permitan a los estudiantes formarse con los mejores recursos. La cocina de un centro de formación gastronómica debe reflejar la realidad del sector, garantizando entornos seguros, higiénicos y eficientes. La elección del equipamiento marca la diferencia entre una formación limitada y una experiencia de aprendizaje capaz de preparar a futuros chefs para los estándares más exigentes de la hostelería.
El equipamiento básico no solo facilita el trabajo práctico, sino que también asegura durabilidad, resistencia y cumplimiento normativo. Hablamos de hornos, mesas de trabajo, utensilios de precisión y sistemas de ventilación adaptados a las normativas vigentes. Una escuela de hostelería con visión de futuro entiende que invertir en tecnología de cocina profesional es clave para posicionarse como referente en el sector.
Un elemento imprescindible en cualquier cocina profesional es la ventilación. En un espacio educativo donde decenas de alumnos cocinan simultáneamente, el humo, el vapor y los olores deben controlarse de forma eficiente. Aquí entran en juego las campanas extractoras industriales, diseñadas para cumplir con los más altos estándares de seguridad e higiene.
Este tipo de campanas garantiza:
Extracción de humos y grasas que, de otro modo, saturarían el ambiente.
Cumplimiento estricto con las normativas sanitarias y de seguridad laboral.
Ambientes de trabajo más confortables, permitiendo que los alumnos se concentren en la técnica y no en incomodidades ambientales.
Sistemas modernos con filtros de alta eficiencia y opciones de mantenimiento sencillo.
Una escuela de hostelería sin un sistema de extracción profesional estaría condenada a incumplir requisitos normativos y a ofrecer un entorno poco apto para la formación. Por eso, las campanas extractoras no son un lujo, sino un pilar del equipamiento gastronómico.
Ningún entorno formativo en hostelería puede concebirse sin una mesa de acero inoxidable. Este material es la referencia en cocinas profesionales gracias a su durabilidad, higiene y adaptabilidad.
Las ventajas de estas mesas incluyen:
Resistencia absoluta frente a la corrosión, el calor y el uso intensivo.
Facilidad de limpieza, garantizando el cumplimiento de las normativas sanitarias más estrictas.
Versatilidad en su diseño, con estantes inferiores, cajones o ruedas para facilitar la movilidad.
Estabilidad en la preparación de alimentos, algo esencial en prácticas con varios estudiantes a la vez.
El acero inoxidable, por sus propiedades antibacterianas y su longevidad, se convierte en la inversión más rentable para cualquier centro educativo. No se trata solo de una superficie de trabajo: es el punto neurálgico donde los alumnos desarrollan habilidades culinarias de precisión.
Más allá del aula, los recursos digitales son aliados poderosos en la enseñanza moderna. Un blog de hosteleria como este, asociado a la escuela puede convertirse en una extensión del aula, ofreciendo contenidos teóricos, tendencias gastronómicas y consejos de expertos que refuercen la práctica diaria.
Un blog especializado en hostelería aporta beneficios como:
Mantener a los estudiantes actualizados con novedades del sector.
Reforzar la enseñanza con artículos técnicos sobre técnicas de cocina o gestión hostelera.
Generar visibilidad para la escuela, atrayendo a nuevos alumnos y consolidando la reputación del centro.
Ofrecer una plataforma de intercambio donde profesores y alumnos publiquen experiencias y contenidos de valor.
En la era digital, integrar la formación presencial con recursos en línea multiplica el impacto educativo y permite formar profesionales más completos y adaptados a la realidad del mercado gastronómico.
El horno es, sin lugar a dudas, el corazón de la cocina formativa. No se trata solo de hornos convencionales, sino de una gama de hornos diseñados para la gastronomía de alto nivel:
Hornos mixtos que combinan vapor y convección, ideales para carnes, pescados y vegetales.
Hornos de convección que garantizan uniformidad, imprescindibles en panadería y repostería.
Hornos de leña o piedra, que permiten aprender técnicas tradicionales como la pizza o el pan artesanal.
Hornos regeneradores, fundamentales en servicios de catering y formación en técnicas de conservación.
La variedad de hornos disponibles en la escuela asegura que los alumnos dominen tanto la cocina clásica como la contemporánea.
Los utensilios son el puente entre la teoría y la práctica. Un set completo debe incluir:
Cuchillería profesional: cuchillos de chef, puntillas, deshuesadores y jamoneros.
Batería de cocina completa: ollas, cacerolas y sartenes de distintos tamaños.
Instrumentos de repostería como moldes, mangas pasteleras y termómetros.
Accesorios auxiliares: tablas de corte, batidores, coladores y pinzas.
Cada utensilio es una herramienta de aprendizaje que refuerza la precisión, la técnica y la disciplina en la cocina profesional.
Además de los hornos, mesas y utensilios, una escuela de hostelería debe incluir:
Planchas y freidoras industriales para prácticas de fritura y asado.
Cámaras frigoríficas para conservar alimentos en condiciones óptimas.
Lavavajillas industriales que aseguren higiene y rapidez.
Batidoras planetarias y cutters para repostería y alta cocina.
Estanterías y armarios de acero inoxidable que faciliten el almacenamiento seguro.
La suma de estos elementos convierte la cocina en un espacio profesional realista que prepara a los alumnos para enfrentar los retos de la hostelería.
La clave de una escuela de hostelería de prestigio está en el equilibrio entre docencia de calidad y equipamiento profesional. Elementos como las campanas extractoras industriales, la mesa de acero inoxidable y el refuerzo digital a través de un blog de hostelería son diferenciales que consolidan la excelencia académica.
Invertir en equipos de cocina de primer nivel no solo garantiza un aprendizaje efectivo, sino que proyecta a la escuela como un centro competitivo capaz de formar a los líderes gastronómicos del futuro.